viernes, 10 de octubre de 2014

Desde el exilio

Las entradas y salidas que me inventé quedaron encerradas sobrecogidamente en párpados desechos de finitud esclava de pasiones. Me arranqué del miedo las entrañas del amor y reflejé las historias en la realidad del ser humano. Olvidé ser feliz una tarde de felicidad y a la amargura que se fue para volver le di la bienvenida pero tuve que marchar pronto de su lado sintiendo la libertad con que me codeo siempre que no cojo un bache del camino a la perfección. No dejaré que desaparezca mi impetuosa voluntad en otro y otro error. Los errores me persiguen como lobos a la caza pero, no voy a achararme ni huir evadiendome de ellos sino que los afrontaré con la cortesía con que se recibe a un alto aristócrata.