Entre las descuvibraciones giratorias se hizo un estendefensivo y deslumculubrante status de estalactitas prestablecidas, los toques de espada que quedaban entre los tiempos, perpetuados en sus consecuencias.
Nunca llegué a las desplazadas sondas y quimeras descojonadas de la risa consigo mismas, compartiendo el momento según las sublevaciones sin equilibrio y fortaleza
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